QUE SE LLAME VALERIA, LA NIÑA DE CARRUSEL
En pleno bautizo y en medio del estremecedor
dolor por el inesperado pronóstico de los doctores quienes no garantizaban a
los familiares la vida de la pequeña recién nacida, la voz timorata y
pueril de Juan Pablo de 8 años irradió un halo de luz en el ambiente fúnebre de
la habitación, en un momento arrebatado de esperanza por la mala noticia: “Valeria,
que se llame Valeria. La niña de Carrusel”.
Doce años más tarde la niña Valeria
acudía por primera vez a sus clases de francés en la Alianza Francesa de La
Paz, la ciudad sede de gobierno del país de Bolívar (Bolivia). Como cada tarde
a la salida del colegio secundario Loretto Valeria se ponía en marcha acompañada
de la señora Carmen (madre) para alimentar su vocabulario de palabras nuevas mientras
el profesor explicaba la conjugación de los famosos verbos “être” y “avoir”. Valeria aprendía con entusiasmo movida
por la ilusión infantil de conocer algún día
el país de Quasimodo, el jorobado de Notre Dame. Cinco años después Valeria
estaba frente a los resultados de su último examen de nivel de francés (DELF) a
punto de finalizar una etapa que tanto amor, dedicación y esfuerzo le había
costado (a ella y a su familia): su nombre aparecía en la lista de los aprobados
con el nivel “B2” que para el Marco Común Europeo de Referencia (CECRL) en
lenguas significa poseer un nivel avanzado o independiente en los diferentes
dominios orales y escritos del idioma. Sin embargo, su sueño de viajar a
Francia y conocer por fin la Tour Eiffel no se haría realidad sino siete años más
tarde, ya con un nivel “C1” del idioma (DALF), a poco tiempo de
cumplir los 25 años.
Yo agradezco a mis padres por su incondicional apoyo para estudiar esta hermosa carrera (psicología) que me ha ayudado mucho como ser humano y profesional.
Yo vine a Francia después de postular y quedar seleccionada para
trabajar como asistente de idioma español por un período escolar de seis meses (2017
– 2018) gracias al programa de intercambio de idiomas organizado por el Centro
Internacional de Estudios Pedagógicos (CIEP) y el Ministerio de la EducaciónNacional en Francia, en un marco de cooperación internacional bilateral con
Bolivia así como con otros países del mundo. Actualmente, estoy destacada en el
colegio primario André Malraux en Montpellier bajo un régimen de contrato laboral
de 16 horas semanales (martes, miércoles y jueves) donde enseño a un pequeño grupo
de niños de nivel inicial (maternelle).
Valeria cuenta con una
licenciatura en Psicología carrera que comenzó a estudiar en el 2011 en la Universidad Privada del Valle (Univalle) en su ciudad natal de La Paz. Casi al
mismo tiempo de sus estudios universitarios y de manera irregular acudía a
clases de iniciación en cine y teatro dirigidas por el reconocido maestro y actor
de teatro David Mondacca. Allí conoció también a un entrañable grupo de
compañeros a quienes caracterizaba una elocuente diversidad: personas con
habilidades diferentes, adultos mayores, adolescentes y miembros LGTBI; a
quienes la afición por la actuación los redimía de sus diferencias y los unía
en una sola y combativa fuerza.
Tiempo después ella y sus amigos
crearon en el 2012 el grupo artístico “Kofradia G Teatro” con el que presentaron
la obra “El juego que todos jugamos” del célebre escritor y dramaturgo chileno Alejandro
Jodorowsky. El grupo también tuvo de maestro al famoso actor de cine Jorge
Ortiz quien hizo posible que Valeria participara en el 2015 como figurante en
la película del productor mexicano Carlos Bolado: “Los Olvidados”, que narra la
historia de represión y de dolor de los bolivianos en los períodos de las
dictaduras militares de la Operación Cóndor. Valeria ha aparecido en
comerciales y campañas publicitarias sobre inclusión social y discriminación para
el gobierno de su país.
¿Prefieres más el teatro que la
psicología?
No. Los dos me gustan mucho. Los
dos son Valeria. (Risas). En un principio no pude estudiar actuación porque mi
familia no estaba de acuerdo ya que en Bolivia ser artista es muy difícil.
Además ya había un artista en la familia y era mi hermano Juan Pablo quien es
músico. Un día decidí inscribirme en un curso de psicología en el colegio. Ese
día me dije: “Pourquoi pas ?” (¿por qué no?). Desde entonces la psicología me parece
una excelente herramienta para llegar a otras personas, a inspirarlas y a salir
adelante. Cuando terminé la secundaria decidí entrar a la Universidad y hacer
un semestre de psicología. Si no me gustaba como pensaba me cambiaba a cine. El
día de hoy tengo mi licenciatura y un diplomado en psicología.
Su tesis con la que obtuvo su
título profesional fue una investigación de nivel propositivo sobre cómo
mejorar el clima organizacional a través del teatro: “Ves, todo es teatro”
(risas). Para ello trabajó con el personal del área de recursos humanos de la
Caja Nacional de Salud (sistema sanitario en Bolivia). La tesis la sustentó a
finales de julio de 2015 graduándose oficialmente de la Universidad, la misma que
había terminado un año antes (diciembre). En el 2015 trabajó en el Registro
Público de Abogacía del Ministerio de Justicia y a principios del siguiente año
estudió un diplomado de 4 meses en Recursos Humanos e ingresó a trabajar a la
Agencia para el Desarrollo de las Macro-regiones y Zonas Fronterizas (Ademaf),
a cargo de la Unidad de Estudios Estratégicos donde realizaba informes sobre la
problemática y las necesidades de la población, para la implementación y desarrollo
de capacidades en educación, salud, seguridad, etc.
¿Qué te gustaba de Francia y cómo
trabajaste para quedar seleccionada?
Desde muy niña yo soñaba con
venir a Francia. De este país me gusta mucho su cultura, su gastronomía, su
idioma y en general todo. Cuando terminé de estudiar francés quería venir para
enseñar español a niños de nivel inicial. Cuando terminé la universidad le
hablé a una profesora que es psicóloga para hacer un voluntariado en su
institución educativa, donde finalmente permanecí 6 meses enseñando a niños de
5 años. La primera vez que me presenté al programa de intercambio fue en el
2015 pero no fui seleccionada, así que volví a postular en el 2016. Durante ese
tiempo me preparé mucho, seguí estudiando y trabajando en diferentes
instituciones. En Ademaf trabajé en el área que estaba a cargo de la creación
de un aula virtual para brindar educación en las zonas de frontera gracias al primer
satélite que había lanzado el presidente Evo Morales en el 2013. Asimismo,
realicé una investigación y una propuesta de prevención sobre el tráfico de
trata de personas. Todo ello sumó para que finalmente fuera seleccionada y pudiera
venir a Francia en el 2017. Fue un camino largo de mucho esfuerzo y arduo
trabajo.
Valeria se enteró que había sido
seleccionada por un correo electrónico del coordinador nacional de CampusFrance en Bolivia, Florent NOIREAU. Al principio no quería decírselo a nadie. Fue tanta la
emoción en ese momento que las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.
Valeria recibía el premio a todo su esfuerzo. Ella estaba en su trabajo de
Ademaf cuando se retiró al patio desde donde se comunicó con doña Carmen para
contarle la buena noticia: “Mamá, me aceptaron. Me voy a Francia”. Doña
Carmen tampoco pudo contener las lágrimas al oír a su hija (a quien 25 años
antes no le daban mucha esperanza de vida) que se iba al otro lado del mundo.
Francia ya no era más un sueño.
¿Cómo fue tu llegada a Francia?
Yo llegué a Francia en setiembre
de 2017. En realidad me vine al descubrimiento y a la aventura. No tenía dónde
llegar ni mucho menos una casa. He venido gracias al apoyo de mi familia y eso
ha sido lo que más he valorado de este viaje. Junto con mi familia habíamos
asumido el reto de dejar Bolivia para venir a este nuevo país, a otro continente
donde no tengo a nadie y donde al principio tenía un poco de dificultad con el
idioma. Fue un proceso de adaptación a un nuevo estilo de vida.
Valeria vive en la residencia
universitaria “Les Arceaux”. La institución donde trabaja queda cerca de su
domicilio y para llegar a su destino se moviliza utilizando los tranvías que
circulan por diferentes rutas de la región Occitanie. Antes del inicio del año
escolar había participado en dos sesiones informativas del rectorado de
Montpellier. Allí conoció al director y a los docentes a cargo, a quienes
describe como personas muy buenas, amables y atentas. Su primer día de clases
fue muy bien recibida por los miembros de la escuela. Sin duda una de las cosas
que más disfruta del colegio y en general de su estadía en Francia es la
compañía, la alegría y las risas de los 6 niños a quienes enseña hablar su propio
idioma. Las clases son impartidas en español salvo alguna consigna, indicación
u orden que se deba dar en francés. En cada sesión también participa la maestra
titular. Valeria utiliza como método de aprendizaje el juego y al día de hoy se
siente muy satisfecha porque los niños con apenas 5 años han aprendido con
facilidad y rapidez los colores, números, días, las partes del cuerpo, etc.
¿Cómo fue el proceso de
preparación antes del viaje?
(Pensativa). En realidad yo no estaba muy bien preparada. Por supuesto
que todos los bolivianos seleccionados (en promedio unos 23 jóvenes) habíamos participado
en los talleres de preparación de Campus France, pero yo personalmente y
psicológicamente aún no estaba preparada. Lo asumí como un reto. Sabía que
tenía que abrir una cuenta en el banco, etc., pero venir aquí ha sido uno de
los desafíos sino el más importante de toda mi vida. Era la primera vez que yo
me separaba de mi familia para vivir sola aunque mi mamá me acompañó los dos
primeros meses para instalarme, por eso digo que mi familia ha sido una pieza fundamental.
Sin su apoyo económico y sobre todo moral yo no hubiera podido salir adelante.
Para Valeria venir a Francia ha
sido una experiencia que resume en tres palabras: “descubrimiento”, “desafío” y “crecimiento”. Descubrimiento, porque durante su estadía ha podido visitar
otros lugares maravillosos que tiene Francia en su interior como la ciudad de Nîmes,
y de Europa como Barcelona y Roma. Desafío, porque ha salido adelante frente a
situaciones complicadas porque como la vida misma hay también sus lados
oscuros. Crecimiento, porque ha desarrollado en sí misma capacidades de independencia
y autonomía que quizás en Bolivia encontraba restringidas.
¿Qué cambios se han suscitado en
tu vida después de tu llegada a Francia?
Hoy puedo decir que he aprendido
a valerme por mí misma. He podido fortalecer mis relaciones interpersonales y
profesionales. También ha sido un gran crecimiento espiritual, psicológico,
emocional y físico. Venir a Francia ha sido una gran experiencia. Mi vida ha
sido esto. Yo me he preparado para venir aquí y Francia me ha preparado también
a mí en estos seis meses. Cuando llegué aquí era como what? ¿Y ahora qué hago?
Todo lo que me ha pasado antes, durante y lo que pase después tiene que ver con
este momento.
Han sido casi 7 meses de un
pedazo de su vida separada de su tierra querida, de su rica comida que ni los
“croissants” ni los “crêpes” han podido hacer que olvide su parrilla o su
chicharrón de chancho de todos los días. Si hay algo que la hace feliz ahora es
saber que pronto dejará esta tierra ajena para ir a la que le pertenece: el
lugar adonde ayer, hoy y siempre la esperan unos brazos bien abiertos
dispuestos a abrazar a… ¿cómo llamarla? Sí, Valeria, su nombre es Valeria. La
joven sin silla de ruedas.
He descubierto que me encanta trabajar con niños. Al regresar a Bolivia voy a continuar trabajando con ellos como psicóloga de niños".
Comentarios
Publicar un comentario