HEROINAS DEL SANTUARIO HISTORICO DE MACHUPICCHU

Son las 6:15 de la mañana y el cielo está levemente nublado presagiando una llovizna en las próximas horas. Unos cuantos murciélagos danzan descoordinados buscando la oscuridad de la noche; unos metros más adelante se escucha el rumor chisporroteante y quebrante de las aguas turbias del río Vilcanota, en el km 104 del sector de Chachabamba, a 2170 msnm.
Los manos vivaces con algunas pecas en el dorso enganchan el botón blanco en el último orifico del camisón beige. La señora Ruth Calderón Calderón, guardaparque del Santuario Histórico de Machupicchu (Área Natural Protegida por el Estado), ubicado en la provincia de Urubamba del departamento de Cusco, está casi lista para ir al control de turismo en la ruta n° 5 de la Red de Caminos Inca hacia la ciudad sagrada de Machupicchu.
Antes se dirige a la cocina donde ha dejado preparado un plato de arroz blanco con lentejas. La cocina es un lugar aproximadamente de 30m2, construida con robustas vigas de madera, paredes de corcho cubierto con triplay y techo de calaminas sobre dos tablas puestas en cruz. 
Doña Ruth calderón y la señora Benancia Sonopo hablando en su natural quechua.
Sobre la mesita cubierta con mantel plastificado con figuritas de flores y frutas del campo, se observa un termo azul con tapa blanca enroscable, una caja con 100 sobres filtrantes de hierba luisa, un dispensador anaranjado de cubiertos, un azucarero, un pote de café instantáneo y un sobre de leche en polvo. Mientras sorbe de a pocos el matecito caliente en su lucha diaria contra el frío de las mañanas, doña Ruth mira con congoja la construcción inconclusa del verdadero puesto de control y vigilancia, el mismo que está paralizado desde hace algunos meses.
Afuera han empezado a caer las primeras gotas de lluvia. En el patio del puesto donde crecen árboles frutales de palta, pacaymono, plátano y otras plantas arbustivas, una familia de loros cabeza roja vuela despavorida ante la inminente tormenta que se aproxima. Su amigo Javier Maza no se equivocó al recomendarle que llevara poleras, chompas y casacas pues en noviembre empezaba con fuerza la temporada de lluvias. En el puesto sus compañeros guardaparque no se inmutan ante los truenos y huracanados vientos que soplan y hacen mover las ramas de los viejos árboles; y por el contrario, continúan haciendo sus actividades como si nada de eso estuviera pasando. María sale al patio movida por una fuerza interior y observa encantada y en primera fila esa fiesta de la madre naturaleza, ausente y lejana en su natal ciudad gris de Lima.
María Griselda Miyasiro López es guardaparque voluntaria del Santuario Histórico de Machupicchu. Está destacada en el puesto de control y vigilancia del sector de Intihuatana, una ruta alternativa de acceso amazónico para quienes hacen el camino de Salkantay, Choquequirao y Santa Teresa (Cusco). María tiene 23 años y es ingeniera geógrafa, estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Desde hace un tiempo atrás tenía planeado postular al voluntariado del Sernanp pero no se decidía por su trabajo en una consultora ambiental o porque estaba en plena ejecución de su proyecto de néctares de sábila "Frutisábila"; empresa que constituyó con unos compañeros que conoció durante su participación en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD);,el cual consistía en brindarles una serie de capacitaciones sobre temas de ética y proyectos sociales durante 8 meses.
María acudiendo a sus clases de educación ambiental en Ccollpany.
Son casi las 5 de la tarde y en el lugar doña Virginia se encuentra fregando el lavatorio y trapeando los baños. El suelo de tierra está mojado y a ciertas distancias se pueden observar algunos ojos formados de agua. Las mesas y las bancas de madera están ausentes de turistas, quienes unas horas antes se deleitaban con el humeante lomo saltado; los sabrosos sándwiches de carne y pollo; las ricas ensaladas y bebidas frescas. Un televisor pantalla plana transmite una telenovela mexicana y las plantas decorativas y coloridas traídas desde Quillabamba adornan el restaurante “Bayloncito”, dándole un ambiente fresco y natural en medio del bosque.
Claudia Gabriela Quispe Quispe está leyendo su libro del célebre autor de historias de horror Stephen King. Ella es una alegre niña de 11 años cursando el quinto grado de primaria, en el centro educativo n° 50623 “Intihuatana”; en el Santuario Histórico de Machupicchu. Le gusta dibujar y pintar; además se siente muy orgullosa y privilegiada de ser una amiguita del guardaparque. Una de las cosas que más disfruta es, justamente, cuando los amigos del Sernanp visitan la institución educativa para darle a ella y a sus demás compañeros, también amiguitos del guardaparque, clases sobre la fauna y flora silvestre del Santuario, el cuidado del aire o la creación de biohuertos escolares.
Claudia rodeada de las flores y plantas que adornan el restaurante donde vive.
La señora Celia Calderón, natural de la provincia de Chumbivilcas, alumbró a su primera hija en el hospital del Cusco el 6 de junio de 1962. Con la señora Ruth mantiene una relación muy estrecha, casi se podría decir que parecen hermanas gemelas, a quien ama profundamente y es su orgullo y agradece la bendición más grande que le pudo haber dado: su nietecita Melinita que ahora mismo tiene 12 años. Tiempo después doña Celia dio a luz a su segunda hija, Delia Calderón, quien es odontóloga y reside en la ciudad de La Plata (Argentina); donde vive por más de 22 años. Los fines de semana y cuando las niñas estaban de vacaciones solía llevarlas de paseo a los complejos arqueológicos de Saksaywamán, Quenko y Pukapukara; y a las festividades religiosas del Señor de Qoylloritty, en Ocongate; el Señor de Huanca, en San Salvador y la Virgen del Carmen, en Paucartambo. Cuando eran pequeñas la señora Celia supo cultivar en sus dos únicas hijas el amplio sentido de la fe, asimismo, el respeto hacia la Pachamama y los Apus. 
Cuando la pequeña Ruth tenía solo 8 años tuvo que afrontar la ausencia de su padre debido a la separación del matrimonio Calderón. Doña Celia se quedó sola con las pequeñas y no volvió a casarse. Toda su vida se las dedicó íntegramente a sus hijas. Ese mismo cuadro se volvería a repetir muchos años más tarde cuando a la propia señora Ruth le toca vivir en carne propia la separación de su esposo, cuando Melinita tenía 8 años de edad. Desde entonces ella ha tenido que ser padre y madre para su hija, aunque reconoce que el papá siempre está pendiente de Melina.
Para ingresar al programa del Sernanp nuestra amiga Gris, como llaman a María en su casa, postuló con un proyecto sobre talleres de manualidades con residuos sólidos; dirigido a todas las niñas y niños del Santuario. Su interés por el cuidado y protección del entorno natural lo adquirió desde muy pequeña en casa, siendo en la universidad donde tuvo la oportunidad de participar activamente en diversas actividades ambientales; siendo la más resaltante "Limpiando Lima": una iniciativa local impulsada por unos amigos, que buscaba sensibilizar a los ciudadanos sobre la importancia de mantener limpias y cuidadas las calles de la capital. Para lo cual subían a los distintos buses y micros en diferentes paraderos de la ciudad, para pedir a los pasajeros que arrojaran sus residuos en las bolsitas que cargaban como señal de compromiso. También se apoderaban de los semáforos para hacer mini teatros, llevando pancartas con frases y mensajes alusivos a la actividad.
María y su íntimo amigo el oso de anteojos en Intihuatana.
Ha dejado de llover. María ha permanecido todo el rato mirando la lluvia y también registrando algunas fotos y vídeos en su nuevo celular. Ahora se dirige a la cocina para preparar el almuerzo; hoy le ha tocado servicio y es responsable de la alimentación de todo el personal guardaparque, así como de la limpieza del puesto. Sus compañeros Marcel y Justo han ido a hacer monitoreo de patos al km 117 – 119. Ronald y Ruth salieron de campo al distrito de Santa Teresa donde tenían una reunión con el responsable del Área de Turismo de la municipalidad. María no se sabe una experta en la cocina pero pone su mayor esfuerzo y dedicación, como en todas las demás actividades que emprende; es muy detallista y si va a hacer algo le gusta hacerlo bien. Ella no cree en las cosas a medias y considera que todo lo que hacemos es fiel reflejo de cómo somos.
Ya van a ser las 7:30 de la mañana y es la hora de bajar al control de turistas al que acceden los guías y visitantes cruzando un puente colgante construido con palos, tablas, sogas y alambres (en lo ancho del Vilcanota) y tras subir algunas gradas de piedras enterradas. La caseta está levantada sobre palos de guayaquil y techo de calaminas, con una pared de bloquetas de 1.40m en el fondo. La señora Ruth permanece en el control hasta las 10:30 del día y algo más. Su trabajo consiste en recepcionar los pases de las agencias de turismo que le entregan los guías y corroborar la información ahí consignada con los datos del pasaporte del visitante. Luego hace el conteo de los ingresos diarios de guías y turistas que después deberá reportar en Excel al término del día. También se encarga de ingresar los reportes de residuos sólidos previa entrega de las fichas al personal de apoyo de las agencias de turismo, cuando el grupo se queda a acampar o simplemente hacen un alto para desayunar en el lugar.

Doña Ruth exhibe sus manualidades hecho con material reciclado a todos los guías, extranjeros y personal de apoyo de las agencias de turismo.
Si hay algo que más disfruta hacer en el puesto son las clases de educación ambiental con las niñas y niños de Ccollpany Grande e Intihuatana; dichas clases se realizan los primeros y últimos martes y viernes de cada mes. En el puesto de Intihuatana la responsable de la actividad de educación ambiental es la guardaparque Aidé Villena, profesora de nivel primaria, en quien María ha encontrado el apoyo y la guía para preparar cada una de las sesiones de aprendizaje. Las clases giran en torno a un módulo anual de enseñanza con contenidos sobre conservación del medio ambiente.
María y doña Aidé junto a la profesora Sara y los niños de Ccollpany.
María elaborando un robot con material reciclado.
El cielo ha empezado a despejarse y por entre las nubes comienzan a salir los primeros rayos de sol de la mañana. El efecto de la lluvia y el sol ha hecho que a las espaldas de la montaña Machupicchu se dibuje un hermoso arcoíris. María le ha sacado innumerables fotos. Todos los días mantiene comunicación por el celular con Harumita, su única hermana, su prioridad número uno, a quien adora con toda su alma y siempre le cuenta las últimas novedades del día. La mamá de María se ha convertido en todo este tiempo en el libro favorito de consultas de comidas de su hija voluntaria. Antes de ponerse a preparar papa a la huancaína, María no duda en llamarla para preguntarle las proporciones y el procedimiento exacto de la preparación.
Es jueves y Claudita, nacida en la ciudad de Cusco el 18 de agosto de 2005, deja el libro de Stephen King por un momento y se dispone a leer las historietas sobre la importancia de cuidar y proteger el Santuario, considerado Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad, que le han obsequiado sus amiguitos guardaparque.  Los ojos irradiantes y llenos de luz repasan las hojas de ese cómic con concentración y deleite. Después de unos minutos interrumpe su lectura y saca algunas manualidades hechas con material reciclado como cartones, botellas y bolsas plásticas. Le gusta en especial un portaretrato donde aparece ella con mamita, doña Virginia, a la edad de 7 meses. La foto fue tomada en el mismo lugar donde vive actualmente.
Claudia y su mami Virginia. 11 años después de la foto en el portaretrato.
Claudia nos muestra su portaretrato hecho con material reciclado.
En el puesto de emergencia de Chachabamba se realizan las mismas actividades que en los demás puestos de control y vigilancia del Santuario (con 32 592 ha). Entre estas destacan educación ambiental, patrullaje y monitoreo biológico y antrópico, reforestación, prevención de incendios forestales y control de turismo. Cada una de ellas con un responsable a su cargo pero que en general todos cumplen todas las actividades. En este momento son tres guardaparque trabajando en Chachabamba: Ruth, Elmer y Constantino. Ellos trabajan 22 días en el campo y los 8 restantes salen de descanso. Esos últimos días son los más esperados por la señora Ruth pues los dedica exclusivamente a su mamá Celia y a su pequeña Melinita, a quien puso ese nombre por la admiración que le tiene al cantante español Camilo Sesto; en cuyas épocas estaba de moda su canción Melina. En sus días de franco sale a pasear con la mamá Celia y Melinita al cine y trata de aprovechar todo ese corto tiempo a su lado. También le gusta cocinar en casa su plato favorito carnero al palo. 
María vive en el distrito de San Martín de Porres con su mamá y Harumita. Son solamente dos hijas. El papá falleció de un infarto cerebral cuando ella tenía apenas 11 años. Ese fatídico día María estaba en el colegio. Estuvo esperando durante un buen rato a papá, quien todas las tardes la recogía después de clases. Al no llegar regresó sola a casa y justo a unos metros del lugar, unas vecinas de su barrio salieron a su encuentro tratando de ocultarle lo sucedido. Afuera de su vivienda el carro de emergencias de la ambulancia confirmaba el presentimiento que le venía estrujando el pecho. En su mente todavía persiste la imagen de Harumita cogida de la cintura de doña María mirándola con su carita entristecida. Desde entonces tuvo que aprender a crecer solo con los recuerdos del padre y doña María criar a sus hijas sin la presencia de su esposo, hasta la actualidad.
Claudita se ha levantado a las 6 de la mañana y se alista para ir a su colegio. Ese día está particularmente feliz porque es el último viernes del mes, lo que quiere decir que vendrán sus amiguitos guardaparque para una clase más de educación ambiental. Pero lo especial del día es que se reencontrará con la señora Ruth, a quien recuerda con mucho cariño ya que fue ella quien le enseñó a hacer esas manualidades que aún conserva a pesar del tiempo. La institución está al frente de la casa de Claudita, por lo que en sus ratos libres y por las tardes suele ir allá y hacer sus tareas con sus profesoras Miriam, Lourdes y Pilar.
María es una líder neta y eso lo saben perfectamente quienes la conocen. Durante sus estudios universitarios se caracterizó por ser una estudiante destacada. Al término de sus estudios ocupó el primer puesto de la carrera de ingeniería geográfica. Sus prácticas profesionales las realizó en el Ministerio de Energía y Minas, asistiendo a los profesionales en las evaluaciones de estudios de impacto ambiental. Ingresar al ministerio fue un gran reto y permanecer por más de un año su mayor logro hasta el momento.
María en su clase de educación ambiental en Intihuatana.
El último dibujo de Claudita es el pajarito animado de Piolín, al cual le falta pintar. Mientras observa detenidamente la imagen se acuerda que a su hermana mayor que vive en Italia le ha prometido sacarse buenas notas y mostrárselas en su regreso al Perú. La comunicación con ella es constante y le gustaría conocer de su mano ese país del que tanto le ha escuchado hablar. Cuando sea grande le gustaría cuidar el medio ambiente, ser una defensora y luchadora del Santuario. Su plato favorito es el ceviche con ají y su postre la mazamorra morada. Su dibujo animado preferido es Bella y los Bulldogs y su película favorita Freddy Krueger, el personaje terrorífico de los años ochenta. Sueña algún día viajar a Estados Unidos y se está esforzando por aprender el inglés. No le gustan las matemáticas. Le gustaría ir a la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Se siente orgullosa de vivir en el Perú y de tener una maravilla del mundo. El regalo más grande que ha recibido es su IPod. Tiene celular y también Facebook. Los fines de semana ayuda en las labores de la casa y también avanza con sus tareas del colegio. Sabe preparar waffles de chocolate cuya receta la tiene guardada bajo siete candados.
Claudia junto a su perro Toby.
A los 19 años ingresa a estudiar la carrera de turismo en la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (Unsaac); obteniendo el grado de licenciada a los 26 años con la tesis denominada: “Turismo en el Valle de Kosñipata”. Antes de ingresar al Sernanp la señora Ruth trabajó en el hotel Qoriwasi, en la calle Suecia del centro de Cusco. Luego en la agencia de canotaje Río Andes y, posteriormente, en la agencia de turismo Andean Adventures; donde empezó a guiar por primera vez en camino inca, desde el km 82 de Piscacucho. Asimismo, trabajó para la agencia de turismo de su entrañable amiga Edith Vellota, nacida en Puno y actualmente con domicilio en Lima; con quien iba a los aeropuertos para captar turistas nacionales y extranjeros. La oportunidad de trabajar en el Sernanp, antes conocido como el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena), vino cuando ella laboraba en la oficina de reservas de la Unidad de Gestión de Machupicchu (UGM), a los 36 años de edad. Una mañana de 1998 a doña Ruth le comunican que la UGM iba a pasar a ser administrada por lo que era en ese entonces el Instituto Nacional de Cultura y quienes deseaban podían seguir trabajando como reservistas o también ir al campo y trabajar para el Inrena. Fue así como decide irse al Sernanp donde le ofrecieron abrir una oficina de información turística; para lo cual se tenía que trasladar a Machupicchu Pueblo. Después de un tiempo y al no haber afluencia de turistas en la oficina, a la señora Ruth la trasladan al puesto de control y vigilancia en el km 82 de Piscacucho, debido a sus conocimientos en turismo, para hacerse cargo de la actividad turística. Lo que sus jefes no sabían es que ella en ese momento estaba gestando, en su vientre Melinita empezaba a golpearle la panza de 5 meses. Su fortaleza la hizo trabajar hasta el momento del parto, para lo cual la tuvieron que cambiar a trabajo de oficina en Cusco. Cuando Melina nace doña Ruth tuvo que alquilar una casa en Piscacucho por su trabajo y, más tarde, en el sector de Qoriwayrachina a donde la cambiaron. Jamás estaba en sus planes separarse de su nenita. Sabía que en cualquier momento la necesitaría. Además ella aún estaba pequeñita. 
Es el último martes del mes y el clima es propicio para las actividades del día. La noche anterior María, junto a la señora Aidé, se trasnochó preparando el material didáctico para la clase sobre el “El agua y su importancia”. El material consiste en un juego de rompecabezas, dos papelotes con mapas conceptuales armables, y una lámina gigante con dibujos y frases correspondientes al tema. Todo ello elaborado con material de reciclaje. 
El reloj las apura pues les queda poco tiempo para subir a Ccollpany Grande. Sin embargo, en ese preciso momento una mala noticia parece doblarles las rodillas. Su compañero Ronald les comunica que la moto lineal ha tenido algunos desperfectos. Aidé y María se miran a los ojos tratando de encontrar una salida, la opción que tienen en frente es subir caminando a Ccollpany; pero también saben que no les queda mucho tiempo. Cogen las mochilas y como el tiempo apremia salen disparadas en ese momento. Solo les queda la esperanza de que alguna camioneta o auto las recoja en el camino y les haga el trayecto más cercano. Ya llevaban un buen rato caminando hasta que apareció un camión de carga que transportaba leña. Ambas hicieron que el camión se detuviera y rogaron al chofer que por favor las jalara hasta el desvío hacia Ccollpany Grande. Finalmente el chofer accedió y nuestras amigas se montaron al camión y no les importó ir sentadas entre leñas y a pleno sol.

María en su clase de educación ambiental en Ccollpany.
Nuestra amiguita del guardaparque es consciente del lugar en donde vive, sabe que el Santuario Histórico de Machupicchu es un Área Natural Protegida por el Estado y que sus amiguitos del Sernanp están allí para enseñar a las personas a cuidar, proteger y conservar el Santuario; sabe reconocer las especies de flora y fauna silvestre. Su animal favorito es el oso de anteojos y en cuestión de orquídeas aquella de nombre Wiñaywayna. Si de consejos se trata les diría a todos los turistas que sus residuos lo arrojen a los tachos de basura más cercanos o los guarden en una bolsita; y no que lo tiren en plena vía férrea o entre el bosque, donde ha detectado una gran cantidad de botellas plásticas, de vidrio y envolturas de golosina. Les diría que como ella también hagan manualidades con esos residuos. Por ejemplo, ella con las botellas de gaseosa de un litro hace porta papeles y con las botellas de lata porta lapiceros.
Portafotos hecho en los talleres de manualidades.
Es el último grupo de turistas que ingresan a Chachabamba. Hoy como en todas la veces que le toca control de turismo, doña Ruth se ha esforzado por brindar un buen servicio al turista, al recibirlo con amabilidad y cortesía y, asimismo, al recordarle que está ingresando a un lugar que es Patrimonio de la Humanidad; agregando a su pequeño discurso algunos consejos y recomendaciones que contribuyen a la protección y conservación de la biodiversidad, además por la propia seguridad y bienestar del visitante. Los turistas, por supuesto, agradecen cordialmente las sugerencias y se despiden respondiendo al "Allin Hamuska" o, en español, "Bienvenido". Ya por la tarde y después del almuerzo doña Ruth se dedica al tejido de manteles a croché, usando bolsas plásticas que recoge del suelo. Para ponerle ambiente a la habitación en la que se encuentra, saca del cajón un pequeño parlante con conexión a USB, donde escucha música rock de los 80. No recuerda el nombre de la canción pero ha empezado a mover la cabeza y tararear la letra.


La señora Ruth en el control de turistas del sector de Chachabamba.

Todas las tardes doña Ruth teje a croché usando bolsas plásticas.
La clase de educación ambiental en Ccollpany se realizó con éxito. Son 9 niños de nivel primario que pertenecen a diferentes grados. La motivación fue el juego de rompecabezas donde descubrieron la frase: “El agua es vida”. Los niños organizaron su propio mapa conceptual con sus saberes previos. María les explicó sobre la importancia de cuidar el agua con la ayuda de la lámina gigante, con dibujos y frases que iba pegando mientras hablaba; después los niños participaron con mucho entusiasmo en el armado del mapa conceptual. Al final tuvieron que dibujar una acción a favor del cuidado del agua a modo de compromiso y se repartieron frugos y granolas, recordándoles que debían depositar los desperdicios en sus respectivos contenedores. María y Aidé abandonan la institución con la dicha de haber compartido gratos momentos con los estudiantes de Ccollpany; luego se pierden con dirección al cerro que han empezado a descender, con la esperanza de cruzarse con el mismo chofer para llevarlas a casa.
La familia Quispe está compuesta por 5 miembros. La señora Viki, don Alfredo, más conocido como “Baylon” por su afición al fútbol, la pequeña Claudia y los dos hermanos Quispe. La mayor es enfermera y vive en Italia, su segundo hermano vive en Cusco y es contador técnico. Cuando Claudia estaba en tercer grado viajó por primera vez a la ciudad inca de Machupicchu, aquella vez había ido con su mami. En el lugar había una llama a la cual los turistas y ella empezaron a tomarle fotos, en medio del furor que había ocasionado el animalito, y quizás por el temor de ver a tanta gente allí reunida, la llamita soltó una flatulencia que dejó a todos los expectantes perplejos y muertos de la risa.
Claudia Quispe acompañada de su mamá Virginia y su papá Alfredo.
En sus más de 14 años de servicio Ruth ha rotado por todos los puestos de control y vigilancia. Se considera una mujer fuerte y luchadora y rompe con el paradigma de la mujer como el sexo débil. Ella durante este tiempo ha sabido demostrarle a sus compañeros que su fortaleza es su esencia. Jamás le ha importado caminar largas trochas por senderos abruptos y empinados. Recuerda las infinitas veces en que tenía que subir y bajar caminos escarpados, con Malenita en brazos, en sus días de campo. Tampoco quedarse sola incontables veces en el puesto y siempre ha pedido que se la considere en las capacitaciones de incendios forestales. Es una mujer segura que no se calla cuando tiene que hablar fuerte y menos cuando siente que le faltan al respeto. Pero también es frágil y sensible cuando le hablan de su mamita Celia o de la pequeña Melina. Ser guardaparque le ha enseñado a vencer sus miedos y a enfrentarse al peligro y afrontar los retos. Uno de ellos sea, quizás, cuando tuvo que dejar a su pequeña Melinita a la edad de 3 años al cuidado de la abuela, pues la trasladaban al puesto de control de Huayllabamba, lugar difícil y alejado de todo tipo de comodidades. Su animal favorito es el gallito de las rocas. En el año 2005 vio por primera vez al oso de anteojos mientras se encontraba haciendo monitoreo biológico en Huayllabamba. Lo volvió a ver el año pasado en Machupicchu Pueblo, pero esta vez acompañado de sus dos oseznos.
Antes de venir al voluntariado María se recibió con su tesis denominada: “Estimación mediante la teledetección de la cobertura vegetal del distrito de Villa María del Triunfo por la expansión urbana y minera (1986 – 2014)”. Recientemente ha postulado al programa de EnseñaPerú, una organización que recluta a los mejores profesionales de diferentes carreras, por un período de 2 años, para hacer labor docente en zonas vulnerables del país. Le gustaría algún día tener su propia ONG y brindar ayuda y asistencia a los niños abandonados de Lima. En este momento tiene una idea de negocio con su hermana Harumita, ambas desean comercializar chocolate orgánico con frases motivadoras. En su regreso a Lima promete dedicarse a hacer realidad ese negocio. Sus planes para el siguiente año son viajar a México y participar en la conferencia internacional de BiiaLab; una plataforma educativa que brinda talleres de emprendimiento, motivación y desarrollo del ser.
La noche se ha asomado por la ventana de la habitación donde la señito Ruth duerme y suele hace sus ejercicios de estiramiento y flexión de rodillas, antes de meterse en la cama una vez que ha terminado el día. En ese instante llega uno de los monitores ambientales para informarle que un turista ha prendido fuego cerca al puente en su intento de querer acampar en el lugar. Doña Ruth interrumpe la conversación y coge del segundo cajón del escritorio su linterna y la cámara digital de fotos. Se adelanta al lugar del hecho e inmediatamente interviene al joven turista mientras el monitor apaga con abundante agua el fuego. Doña Ruth ha prometido regresar a Intihuatana para visitar a sus amiguitos guardaparque, de quienes guarda muchas anécdotas divertidas y hermosos recuerdos. No sabe cuándo será ese día pero promete que será pronto. Palabra de valiente mujer guardaparque.
GALERÍA DE FOTOS
Niños del sector de Qoriwayrachina mostrando sus manualidades con material reciclado.
Niños mostrando sus portafotos hechos con la señora Ruth Calderón.

Cartel de ingreso en la ruta n° 5 del sector de Chachabamba.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

UNA DOMINICANA EN MONTPELLIER

UN MANSANO PERUANO

UNA HEROE VERDE EN MACHU PICCHU